sábado, 25 de enero de 2014

El quimérico inquilino

Título: El quimérico inquilino (Le locataire)
Director: Roman Polanski
Intérpretes: Roman Polanski, Isabelle Adjani, Melvyn Douglas, Jo Van Fleet
Año de estreno: 1976

Cuando estaba estudiando tomé la costumbre de ver películas de lo más variopinto, desde comedias cafres hasta obras de arte y ensayo de las que te dejan con el culo torcido. Con el paso de los años he ido atesorando una lista de películas de esta última categoría que se acumulan porque suele darme pereza dedicar mi escaso tiempo libre a cintas que no me van a permitir relajarme. No me enorgullezco, pero es así. Sin embargo, he conseguido vencer por fin la pereza para lograr visionar una de las películas que jalonan mi lista, y espero que sea la primera de muchas otras.

El quimérico inquilino comienza cuando un hombre llamado Trelkovsky decide alquilar un céntrico apartamento en París. El dueño del mismo le informa de que la anterior inquilina, una egiptóloga llamada Simone Choule, se arrojó por la ventana en un intento de suicidio. Intrigado por la anécdota, Trelkovsky la visita en el hospital, donde conoce a una amiga de Simone, Stella, y tiene lugar una misteriosa escena. A partir de ese momento, la vida de Trelkovsky se vuelve gradualmente más extraña en su nueva vivienda: sus vecinos tienen conductas extrañas, se le acusa de causar escándalos y percibe cómo, poco a poco, intentan convertirle en Simone. Cada vez más perturbado por los acontecimientos, Trelkovsky comienza a perder la noción de la diferencia entre realidad y fantasía.

El quimérico inquilino cierra una trilogía realizada por Polanski en que reflexiona acerca de la vida en las ciudades y las relaciones entre vecinos en un tono de terror psicológico. La que nos ocupa se basa en una novela de 1964 escrita por Roland Topor (y cuyo título original es, curiosamente, el mismo que recibió la película en castellano) y aunque en su aspecto visual se ha quedado anticuado y algunos giros son fáciles de adivinar, la película cuenta con una atmósfera opresiva y malrollera en que se mezclan percepción y realidad, imaginación y hechos, y lo más interesante de todo es que nunca se nos desvela del todo si todo lo sucedido es producto de la mente paranoide de Trelkovsky, si los acontecimientos han tenido verdaderamente lugar o si se trata de una mezcla de ambos. Esa decisión queda a juicio del espectador.

Puntuación: 8

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